Por Alfredo Cárdenas O., Subgerente de Planificación, Transelec
Chile es un país que está experimentando un despegue en el desarrollo de las energías renovables. La política de descarbonización de la matriz energética, y el consiguiente reemplazo de las centrales de carbón por tecnologías más limpias, acrecienta la importancia de la incorporación de los sistemas de almacenamiento aplicados a la transmisión para enfrentar los desafíos de contar con una sistema seguro, estable y robusto.
Sin duda, los sistemas de almacenamiento de energía permitirán brindar una mayor flexibilidad y seguridad al sistema que presenta una creciente integración de energías renovables. Los esfuerzos de las empresas apuntan a gestionar mejor el recurso renovable y a la maximización de la capacidad del sistema de transmisión. El costo de estos sistemas ha tenido una caída de precio relevante en la última década y, al mismo tiempo, se están promoviendo e instalando proyectos de mayor capacidad que permiten apoyar la transformación de los sistemas eléctricos como Virtual Dam con una capacidad/Energía de 10 MW/50 MWh. Las proyecciones indican que dicha tendencia a la baja continuará como lo muestra el siguiente gráfico:
Por otro lado, el almacenamiento de larga duración, a través de la tecnología de aire comprimido, ya ha mostrado las bondades de su tecnología en proyectos en operación en América del Norte, Chile y Australia. Estos proyectos de almacenamiento de energía aportan un aceleramiento a la descarbonización energética, así como también a un sistema sostenible y confiable como en la isla Guam, ofreciendo soluciones económicamente competitivas. Este tipo de tecnología presenta una característica multiservicio (servicios complementarios, arbitraje de precios, flexibilidad y suficiencia) que la convierte en única. Claramente es un tema en desarrollo en el mundo.
En transmisión también se usa esta tecnología de almacenamiento. La denominada “transmisión virtual” permite incrementar la capacidad de las líneas instalando almacenamiento en sus extremos, lo cual puede desplazar inversiones y captar mayores beneficios por tardarse menos en su puesta en servicio que una línea de transmisión. En la figura siguiente se presenta un esquema de un proyecto de este tipo presentado y promovido por Transelec, utilizando sistemas de baterías para incrementar la capacidad de transmisión del sistema de 500 kV al norte de Santiago.
Por su parte, la remuneración de servicios complementarios es clave para lograr proyectos rentables. De hecho, en la actualidad, la regulación es una de las principales barreras de entrada de estos sistemas puesto que mejorar la definición de los ingresos de estos proyectos, así como también una adecuada modelación y valorización de los beneficios de esta tecnología, son claves para su incorporación como parte de la infraestructura del sistema eléctrico. Es necesario reconocer apropiadamente sus beneficios y que la regulación entregue incentivos para su desarrollo. Este será un tema que debe abordar tanto el regulador, como la industria y la academia. Esta discusión está abierta y todavía hay camino que nos falta por recorrer.