Por Paola Hartung, directora asuntos regulatorios, AES GENER
Recientemente el Ministro de Energía, Juan Carlos Jobet, anunció durante el Seminario CIGRE “Avances en la Regulación de la Transmisión” que reemplazará el proyecto de Ley de Flexibilidad por una “Estrategia de Flexibilidad” que será liderada por un Comité de 4 asesores expertos. En esa misma ocasión, el Secretario Ejecutivo de la Comisión Nacional de Energía, José Venegas, mostraba 25 posibles herramientas regulatorias.
Esta decisión parece ser correcta en el sentido que existen muchos recursos ya disponibles, o bien modificaciones reglamentarias y normativas más simples, que podrían abordar las definiciones faltantes, permitiendo dar las señales económicas adecuadas para usar y remunerar la flexibilidad operativa que requiere el sistema eléctrico chileno durante los próximos años.
Restaurar la remuneración de los atributos de flexibilidad existentes está pendiente desde la implementación del Decreto Supremo N°130, actual régimen de Servicios Complementarios. Los Costos de Arranque y Detención, Operación en modo Ciclaje y optimización de Mínimos Técnicos y Rampas son elementos que ya están siendo requeridos por el Operador de Red, pero sin la recuperación de costos mínima y necesaria.
Por otra parte, la Ley 20.936 indicó que los Sistemas de Almacenamiento contribuyen con la seguridad, suficiencia y eficiencia económica del sistema eléctrico, por lo tanto, no se requerirían modificaciones legales para habilitar su incorporación al mercado chileno, sino más bien reglamentarias para definir la remuneración adecuada por servir aquellos tres atributos, ya sea como servicio complementario, complementando centrales renovables, arbitrando energía o bien como infraestructura de transmisión.
Sería importante incorporar la lección aprendida durante el disruptivo Boom Renovable conjugado con la Transmisión desadaptada, entre los años 2014 y 2019. Los desafíos de la descarbonización hacen que las definiciones regulatorias relativas a la flexibilidad deban tomarse ahora, y no esperar una caída más abrupta en los precios de nuevas tecnologías. Con esto alcanzaremos mejores niveles de seguridad y eficiencia económica, en una matriz energética cada vez más sustentable. En este sentido debemos trabajar por una regulación simple que esté lista para cuando la oportunidad se presente, y así optimizar el desarrollo y la innovación en el sector eléctrico chileno.